sábado, 3 de diciembre de 2011

A veces intento hacerle el amor. Ya sabes, ir lento, despacio, suave. Empezamos con caricias, besos, suspiros. Nos susurramos nuestro amor al oído. Que hasta la luna se muere de envidia por no tener quien la ame de esa manera. Como en las novelas románticas. Tan bonito que dan casi ganas de llorar, el mundo desparece ante tanta ternura. Y es perfecto.
Pero entonces aumenta el ritmo, me muerde el labio, gimo y todo se vuelve confuso, rápido, acalorado, intenso y apasionado. Y ya no hay quien nos pare, somos carne, labios, uñas y dientes. Somos dos titanes luchando por llegar al mismo lugar. Es tan inevitable como la marea y tan superior a nosotros como una tormenta. Es la grandeza del universo desaparecida para dar lugar a dos amantes enamorados que intentaban hacer el amor y, una vez más, han acabado follando como animales salvajes. Y es perfecto, mejor que en porno, porque es real.

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