domingo, 22 de enero de 2012

Odio cada vez que discuto contigo por tonterías que ni siquiera sabemos por qué empiezan. Cuando me gritas y te grito y luego nos arrepentimos de lo que hemos hecho porque nos queremos.
Me miras, te miro, y apartamos la vista como si no existiéramos el uno en el camino del otro.
Odio llorar como si hubiera sufrido una tragedia. Odio que me evites como si no te importase nada. Que me hables como si fuera una más de tus amigas y no me trates como a la niña de tus ojos. Odio que me eches cosas en cara y que luego tú cometas el mismo error. Odio tener que sacar una sonrisa y no poder enfadarme por las cosas que me molestan. Odio tener que tragarme mi orgullo y llamarte para que me perdones. Odio que no tengas el valor de venir a mí, abrazarme y hacerme sentir única en tu vida. Odio que me digas que no confío en ti, cuando en el fondo sabes perfectamente que confío en ti más que en nadie. Sé que te duele en el alma estar enfadado conmigo. Odio muchas cosas más, pero lo que más me molesta  es que dudes de que te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario