miércoles, 29 de junio de 2011

Un momento.

Se para frente a mí, a pocos centímetros, abre los ojos y dirige su mirada hacia los míos, me mira fijamente, me coge de la mano sin parar de mirarme, despacio se acerca más, me sigue mirando, abre los labios con intención de decirme algo, y entonces, me susurra: "te quiero, eres todo lo que quiero".   
Una lágrima cae de mis ojos recorriendo mi mejilla izquierda hasta llegar a mis labios, que se separan escasos milímetros, y entonces lloro, lloro de felicidad, sonrío, son un montón de sensaciones que se acumulan.
No es necesario que yo diga nada, él sabe perfectamente lo que yo siento hacia él con sólo mirarle de la manera en que lo hago. Sabe que esa lágrima lo dice todo.
Le noto cada vez más cerca, sus labios están a punto de rozar con los míos. Sus ojos se cierran. Se pega a mí y me besa lentamente. Me dejo llevar, cierro mis ojos, vuelve a caer otra lágrima de ellos. Siento como si nos fundiésemos, como si solamente fuéramos uno. Me acaricia la espalda mientras tanto. Siento cosquillas, se me eriza la piel, es una sensación de frío y calor al mismo tiempo. 
Entonces es cuando pienso que quiero tenerte, quiero tenerte aquí y siempre, quiero tenerte a mi lado.
Momentos como éste no los cambio por nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario