martes, 6 de septiembre de 2011


No sabía lo que era querer de verdad hasta que él apareció. Siempre había creído que sabía lo que era querer, pero me equivocaba. Me gustaba jugar, pasármelo bien con mis caprichos. Me gustaba ver que era yo la que mandaba, la que marcaba las reglas. Me gustaba, y mucho, tener la última palabra. Era una niña caprichosa y demasiado egoísta. Yo, yo, y después yo. Pero todo eso cambió. Un día conoces a alguien que te hace ver que su vida vale más que la tuya propia. Que darías tu vida por verle feliz y era algo que nunca había sentido. Ver que por una persona te irías al fin del mundo. Me cambió, a mí y a mi vida, por completo. Me hizo mejor persona. Dejé de vivir por mí, para vivir por y para él. Y no cambiaría todo lo que he hecho para mantenerme a su lado, porque todo perdería sentido si él no estuviera. 
Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Nosotros lo sabemos, y ya no me acuerdo de lo que era mi vida sin tenerlo a mi lado. 

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